Las vasijas, piezas únicas hechas a mano utilizando alambres y losas, son los cimientos de mi trabajo con el barro. Trabajo lentamente, la forma aparece en concordancia con mi humor, mis recuerdos, la sensación de mis manos, la humedad, y el deseo estético que tenga en ese momento.
La figura es siempre una sorpresa dado que no trabajo bajo las limitaciones de un plano trazado o una función específica. Así, el reino de la figura se vuelve infinito y más desafiante aún es la superficie, el color, la textura y la atmósfera inmisericorde del fuego del horno.